Las espirales de crispación política y violencia callejera se sabe cómo empiezan pero no como pueden acabar, es por ello que es una IRRESPONSABILIDAD llamar a alterar la paz social y la convivencia pacífica entre españoles. El suceso es grave en el contexto político y social que estamos viviendo en los últimos días.
Es preciso poner por delante de cualquier veleidad política e ideológica, el SUPREMO PRINCIPIO de preservar la convivencia pacífica y la paz social entre todos los españoles.
Ha de primar la legalidad constitucional y el orden público y actuarse severamente contra toda violencia de origen político sea del signo que sea.
No puede nuestro país deslizarse por el barranco de la confrontación y la violencia, de lo cual tenemos un infausto recuerdo histórico. Es demasiado lo que se pone en juego, nuestra estabilidad, nuestro bienestar, y el progreso del país, un país al que le ha costado y mucho salir de la postración en la que se encontraba hace siquiera cien años, y que hoy pese a sus problemas es un país que es infinitamente mejor que en el que vivieron nuestros abuelos.
Las diferentes políticas han de dirimirse por medio del diálogo, en el marco legal que nos hemos dado y desde las instituciones. Por encima de cualquier diferencia en el pensamiento SOMOS TODOS ESPAÑOLES.
Tengamos la templanza, la generosidad y la altura de miras necesarias para saber estimarnos y encontrar el necesario ENTENDIMIENTO por medio del diálogo.
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