Cuando analizamos con cierta perspectiva ya, el proceso de rehabilitación y revitalización del centro histórico de San Fernando de Henares desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico. Nos damos cuenta de que las actuaciones en estos espacios carecieron de la figura de un PLAN ESPECIAL de conjunto, acometiéndose casi simultáneamente la edificación de la nueva plaza de la Real Fábrica y la rehabilitación y nueva construcción de la plaza de España, lo cual impidió compensar con un aprovechamiento conjunto más amplio las actuaciones de rehabilitación de la plaza histórica.
Pronto nos damos cuenta de que, la rehabilitación del conjunto edificado original y espacio público de la plaza, sea lo que menos se ha llevado a cabo, y que lo realizado es más bien una reconstrucción casi integral que poco o nada tiene que ver con mantener la originalidad de lo preexistente.
Las razones son diversas, pero fundamentalmente referiré tres:
1. El desigual estado de conservación de los edificios históricos catalogados y protegidos por la declaración de conjunto histórico que data de 1983 tras décadas de dejación y abandono muchas veces deliberado por razones especulativas.
2. La necesidad de adaptar esos espacios a las necesidades de la ciudad actual como un centro cívico dinámico.
3. Las presiones especulativas en aras de un mayor aprovechamiento lucrativo de los diferentes propietarios y del propio Ayuntamiento.
Son varios los arquitectos intervinientes en este proceso que se inicia en 1997 con la construcción del nuevo Ayuntamiento tras los restos de la fachada principal de la Real Fábrica, los cuales integra en un edificio, que salvo por adecuar su altura y volumen a las crujías de las naves occidentales del desaparecido edificio de la Real Fábrica, para nada se inspiró en la composición de aquella.
Juan Carlos Sancho y Sol Madridejos fueron los artífices del nuevo edificio consistorial con dos caras diferenciadas, la histórica y monumental hacia la Plaza España y la moderna y cubista hacia la nueva plaza de la Real Fábrica.
A las trazas de estos se sumó Andrés Perea con el conjunto de viviendas de la mencionada Plaza de la Fábrica de Paños que implicó el diseño de su espacio público inspirado en la traza en planta del desaparecido edificio fabril del XVIII, integrando los restos arqueológicos que del mismo se pudieron sacar, aunque no con mucho acierto cara a su conservación. La estación de metro se situaría bajo la misma, lo que creaba un nuevo ágora o foro urbano llamado a tener una importante actividad cívica.
Enrique Hermoso Lera, se ocupará con diferencia, de la mayor parte de los proyectos, arquitecto vinculado al PCE e IU que se convirtió en el arquitecto de cabecera del Ayuntamiento gobernado entonces por IU.
Son suyos los proyectos de la nueva biblioteca en lo que fue la antigua Casa de Ayuntamiento, proyecto que hizo desaparecer la icónica torre del reloj consistorial. A ello se suma el centro de mayores de la calle Coslada, con fachada inspirada en la parte moderna del nuevo Ayuntamiento. Pero la obra más importante y polémica del señor Lera es La Plaza de España, en la que se incluyó el Museo de La Ciudad, en el que se logra una notable actuación de rehabilitación del conjunto de casa y granero del número 16 de la Plaza de España, que se suponía era una dotación pública.
El resto de la actuación supuso el vaciado del volumen interior de los originales edificios del siglo XVIII, respetando los muros de su envolvente que pudieron conservarse y consolidarse, recomponiendo la composición original de las fachadas. En el interior la reestructuración es total con técnicas constructivas actuales y la distribución de modernas viviendas y locales comerciales, manteniendo las cornisas y aleros originales así como la inclinación y aspecto de las cubiertas, que no así de las buhardillas.
El espacio público de la plaza es francamente desgraciado por la decisión puramente especulativa y contraria a las determinaciones del plan general de construir un aparcamiento de 600 plazas bajo la misma que nadie aprovecha actualmente, con afloramiento en superficie de dos casetones de colores en su centro desvirtúan el conjunto y su perspectiva y que valió un expediente sancionador al Ayuntamiento por parte de patrimonio.
El aparcamiento impide nuevas plantaciones de porte en la plaza, que queda desarbolada, con preeminencia del pavimento duro y expuesta a los rigores del estío que la hacen de difícil estancia la mayor parte del día en verano.
Los edificios para viviendas construidos en las traseras de la plaza con frente a las calles de Coslada y Gonzalo de Córdoba, por su altura, volumen y composición son claramente disonantes con la composición arquitectónica y traza original del casco histórico. Es obvio buscan el mayor aprovechamiento lucrativo, decisión que pesó más que una actuación más armónica con edificaciones de altura y composición similar a las de la plaza para cerrar sus traseras, dejando espacios verdes más amplios en el interior de las manzanas para uso vecinal.
A estos desaciertos se suma el rosario de IRREGULARIDADES URBANÍSTICAS cometido, que por ser de sobra conocidos no reproduciré aquí, pero que llevan hoy a que el conjunto de la plaza de España lleve casi una década vacío y en proceso de deterioro.
Cabe decir por último, que este proyecto de la plaza desvirtúa el anhelo colectivo que para el municipio fue la revitalización y puesta en valor de su casco histórico, no sólo por decisiones erróneas de proyecto, sino por su nefasta gestión política.
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