lunes, 17 de mayo de 2021

15.03.2021 - LA HUERTA GRANDE DEL REAL SITIO DE SAN FERNANDO DE HENARES


Plataforma Cívica San Fernando plantea ampliar la declaración como Bien de Interés Cultural a la Huerta Grande del Real Sitio, en la categoría de PAISAJE CULTURAL.
Al sureste del núcleo urbano de San Fernando se encuentra una gran finca cerrada, conocida como la Huerta Grande o de La Vega, cuyo origen se remonta a los tiempos de fundación del Real Sitio. Su función era la de abastecer al gran complejo fabril creado por Fernando VI en 1746, tanto con cultivos específicos de la industria textil, lino, gualda, morera, cardón, como con otros necesarios para la subsistencia de la nueva población que se iba a desarrollar. Por ese motivo, los plantíos comenzaron inmediatamente, siguiendo una disposición racional con calles arboladas y plazas que contribuirían a la ordenación del territorio próximo a la Fábrica de Paños.
La Huerta Grande estaba limitada al Norte por un largo paseo, actual de Los Chopos, prolongación de una de las calles radiales que unía la Plaza Circular de San Fernando con la villa de Torrejoncillo de la Ribera y ésta con el molino de papel, motivo por el cual recibiría indistintamente también las denominaciones de La Huerta, del Molino o de Torrejoncillo. Dicho camino estaba arbolado con tres líneas de chopos, una junto a la tapia de la Huerta y dos al trebolillo hacia el río Jarama, en medio del cual existía una de las cuatro puertas para ingresar en ella, estando las restantes en otras orientaciones.
Se sabe que en 1756 la Huerta Grande ya se hallaba perfectamente dispuesta con 12.000 árboles frutales de todo género, 8.000 chopos y 1.000 moreras, complementada con 40.000 pies de vid y 15.000 pies de olmos, además de diferentes sotos y alamedas en la ribera del Jarama, todo lo cual daba al lugar un aspecto ameno y agradable. Sin embargo, el traslado de la Fábrica de Paños en 1756 a Vicálvaro, y la paralización de las obras, provocó un cambio en la administración del Real Sitio y Heredamiento de San Fernando, ya que superada su etapa industrial, y dados sus grandes recursos naturales, comenzó a ser contemplado como una gran explotación agrícola.
Para llevar adelante esta empresa, determinó el rey Fernando VI el arrendamiento del Real Sitio a un particular en 1760, D. Juan Antonio de Villanueva Pico, quien en un primer reconocimiento expuso el estado deplorable en que se hallaba, entre otras posesiones, la Huerta, con el arbolado medio seco, obstruidos los caces y estancadas las aguas de la Vega. A partir de enero de 1761, comienzo de vigencia del contrato, Villanueva, arrendatario y a la vez gobernador del Real Sitio, inició la repoblación, plantando guindos, perales, manzanos, cerezos, melocotoneros, etc., y cuyos productos serían destinados principalmente a la venta y consumo real.
Tras la conversión del edificio de la Fábrica de Paños en Real Hospicio, a partir de 1766, y especialmente con su segundo director D. José de Almarza, la Huerta Grande sufría un nuevo desarrollo, fundamentalmente por los arreglos en la presa y caz del Jarama, de la cual dependía su riego. Bajo la administración de Almarza, en 1786, se realizó un informe sobre el Real Sitio, en el que se indicaba que la Huerta tenía 175 fanegas (59,90 hectáreas) de tierra, con 8.000 frutales y 900 moreras y que sus muchos y variados productos proveían a la Plaza Mayor de Madrid, guinda garrafal, ciruela claudia, pera de buen cristiano, bergamota, membrillo, pero gordo, camuesa fina y blanca, reineta esperiega fina, de la que se reservaba buena porción de arrobas el Rey, verduras, buenos melones, y especiales sandías.
Se conoce por el plano de Carlos Vargas Machuca que la Huerta, a finales del siglo XVIII, tenía forma pentagonal y estaba delimitada al Norte por dicho Camino del Molino de Papel, que la separaba del Soto del Panizal, al Oeste por el del Cardón, al otro Norte-Sur o de los Rosales, que se cruzaban en una plaza circular y central. Había también otras calles, como la llamada de la Plaza Grande, frente a la referida Chopería, y a cuyo borde se hallaban las dos únicas edificaciones de la Huerta, la Casa del Guarda, en el ángulo noroccidental, y de la Venta de la Fruta.
A excepción del paréntesis de la Guerra de la Independencia, nunca se descuidaría la explotación de la Huerta de la Vega por parte de la Corona, a la que consideraba la joya del Real Sitio de San Fernando. Así, hacia 1839, Fernando Boutelou, Director General de los Jardines y Bosques Reales, se encargó de adaptarla a los nuevos conocimientos agrícolas, expresando en dicho año que estaba poblada de "árboles frutales de buena calidad, con su terreno excelente y abundante de aguas para riego", recomendando la formación de "buenos criaderos de árboles frutales", que darían más producto que el cultivo de hortalizas. Boutelou se encargará tres años después de aumentar las plantaciones, mediante la ampliación de sus límites con el Prado de el Prado de la Chopería, consiguiendo, de este modo, una superficie total cultivable de 206 fanegas (70,51 hectáreas) y una cabida de hasta 12.000 árboles frutales.



Sin embargo, contraviniendo la opinión de Boutelou, que temía grandes destrucciones del arbolado, el nuevo administrador del Real Sitio, D. Vicente Collantes, promoverá, promoverá diversas modificaciones en la Huerta Grande, a fin de regularizarla y mejorarla, y mudará los nombres de los paseos que la circundaban, llamando Isabel II al del Molino, de la Infanta Luisa Fernanda al del Cardón y de María Cristina y del Príncipe a los nuevos situados al Sur y al Este, respectivamente. Se mantenían en su propuesta los cuatro cuarteles mencionados, separados por calles interiores, y la plaza circular, pero ahora junto a la entrada principal, en el primer paseo, se establecía la nueva Casa del Guarda, mientras que la segunda edificación era reemplazada por un gran almacén para la fruta. Este edificio tenía planta rectangular, dos crujías, la central constituida por pilares, y un solo nivel. Fue proyectado lo Luis de Uceda el 18 de octubre de 1847, el mismo que trazó entonces una nueva puerta de acceso a la Huerta de San Fernando, la de la Reina, que hoy existe en el Paseo de los Chopos, antes del Molino y de Isabel II.
En 1845, el arquitecto Mayor de Palacio, Narciso Pascual y Colomer, continuaba las reformas en la Huerta, levantando un plano el 14 de junio que coincide con la descripción que en esa época hizo de ella Pascual Madoz, documentos ambos de indudable valor, pues permiten conocer cual era su situación y como algunas de las propuestas de Collantes no fueron llevadas a cabo, en concreto los nuevos edificios para el Guarda y la Fruta, que permanecían en su antiguo solar.
Decía Madoz en su Diccionario que la Huerta Grande estaba circundada por "hermosas y espaciosas calles con arboleda de sombra en líneas rectas, la primera de chopos -la del Molino-, y la segunda de acacias de flor -la del Cardón-, otra con fresnos; sigue un trozo de acacias de 3 puntas y concluye con acacias de flor; después de estas líneas de árboles continúa alrededor un caz de 12 pies de ancho, que sirve de riego por todos sus lados, con 14 compuertas para la elevación de las aguas; impide penetrar en la posesión una platabanda de 4 pies con un seto vivo de acacia de 3 puntas que sirve de adorno y de vallado a unas especiosas calles interiores que circundan paralelas a las exteriores, con líneas extensas de frutales de las más exquisitas clases; en los centros de las líneas hay 4 puentes para las 4 entradas principales, y cruzan por el interior dos espaciosos caminos que se reúnen formando 4 calles en la gran plazoleta circular del centro, adornada con dos filas de nogales alternados con exquisitos abridores, melocotones y pavías; en todo el interior de la huerta se han rectificado las líneas según ha sido necesario, arrancando los árboles envejecidos o perdidos, repoblando todos los años 1.500 o 2.000 árboles frutales, en términos que en el día se cuentan 9.200, la mayor parte jóvenes, y se sigue la repoblación hasta el número de 12.000 que será su cabida".
Antes de su enajenación en 1869, por parte del Real Patrimonio, la Huerta Grande contaba con 7.198 árboles frutales y estaba delimitada por los paseos que habían mudado sus nombres, denominándose al del Molino de la Reina, al del Cardón del Rey, al del Este Camino de la Agujeta y al del Sur María Cristina. Su imagen se conoce por la Hojas Kilométricas del Instituto Geográfico Nacional, datables entre 1860 y 1870, la cual coincide con la propuesta de Pascual y Colomer, veinte años anterior. Así se refleja la casilla del Guarda al Noreste, su entramado ortogonal de calles arboladas y sus caceras interiores para el riego.
Desde su venta, la Huerta Grande quedó convertida en una finca particular, en la que se mantuvo su uso, fundamentalmente agrícola, aunque a principios del siglo XX sirvió también para la práctica del tiro pichón, instalándose en su plazoleta central un kiosco de planta octogonal, de un solo nivel y lucernario superior.

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