Hoy voy hablaros un poquito sobre esta emblemática plaza centro simbólico de la capital y en cierto modo de toda España como kilómetro cero de las carreteras radiales que vertebran toda la geografía humana del país.
HISTORIA
La plaza de Sol, en su actual configuración urbanística, tiene su origen en el proyecto de reforma del arquitecto Lucio del Valle en 1859 durante el reinado de Isabel II. Dicho proyecto, buscó ampliar y dignificar una plaza, que ya presidida por la "Real Casa de Correos" obra de Jaime Marquet en tiempos de Carlos III... era más bien un ensanchamiento de las calles Alcalá, Mayor, San Jerónimo y Arenal donde estas confluían, con edificios, que salvo el mencionado no le hacían justicia.
La idea era crear un eje representativo entre el Palacio Real y el nuevo Palacio de Las Cortes, y a medio camino entre ambos se encontraba esta Plaza a la que se le quiso dar tal condición ampliando su superficie y creando una fachada arquitectónica por medio de una nueva alineación de edificios que en semicírculo la definieran por su límite Norte.
LA CIUDAD BURGUESA LIBERAL DEL XIX
Hablamos de una época de importantes cambios para Madrid, con la traída de aguas del Lozoya que posibilitaría el proyecto de Ensanche que el ingeniero Carlos María de Castro había proyectado y que el Marqués de Salamanca empezaba a construir, las nuevas estaciones de ferrocarril en las que tenían cabecera las nuevas vías férreas proyectadas para enlazar Madrid con la periferia peninsular, así como medidas de mejora de las infraestructuras urbanas que además de la traída de aguas suponían el alumbrado público, el empedrado y saneamiento de calles... todo ello, parte del programa urbanístico Liberal de configuración de la nueva idea de ciudad burguesa.
En el centro de la nueva plaza cuando fue terminada se colocó una enorme fuente circular, símbolo de la abundancia de las aguas que traía el canal del Lozoya (hoy de Isabel II) y de cómo diría Plinio el Viejo, de cómo son las aguas las que hacen la ciudad. La plaza careció desde sus orígenes de plantación de arbolado, y se diseñó como lugar de paso y confluencia, no precisamente pensado para la estancia.
EL SIGLO XX
En el siglo XX, a partir de 1919, con el proyecto del Metropolitano, el subsuelo de la plaza fue horadado para dar cabida a la estación de metro en la que con el tiempo confluirán las líneas 1, 2 y 3 del Metro de Madrid, que convivirá durante la primera mitad del siglo con los tranvías eléctricos en superficie.
Si desde el origen la plaza se pensó exenta de arbolado urbano, con la ocupación de su subsuelo por infraestructuras de transporte, esa posibilidad se redujo considerablemente.
La irrupción del automóvil en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, llevó a que el espacio destinado a la circulación rodada en la plaza, ocupará la mayor parte hasta los años 90 y primeros 2000.
EL SIGLO XXI
La construcción de la nueva estación de cercanías Renfe, abierta en 2010 ocupó aún mayor parte del subsuelo de la plaza, configurándose un gran intercambiador Metro - Cercanías.
La Plaza de Sol reforzaba a principios del siglo XXI su carácter como nodo intermodal del transporte público ferroviario y lugar de tránsito en su superficie.
La última reforma, anterior a la actual, dejó peatonal la práctica totalidad de la plaza con la excepción del tramo de la calle Mayor que enlazaba con Alcalá y San Jerónimo, tras la peatonalización de Arenal, Preciados, El Carmen y Montera... calles comerciales por excelencia del centro de Madrid.
EL ACTUAL PROYECTO DE REFORMA
En 2012 se plantea la idoneidad de una nueva reforma de Sol que la hiciera totalmente peatonal, reordenara los elementos del espacio público y enfatizara la perspectiva urbana original del proyecto de Lucio del Valle. La idea también, era hacer en lo posible más agradable la plaza para el que la transitara e incluso, facilitar la estancia.
En 2014 se convocó un concurso público sobre la base de esas premisas. El proyecto ganador es el que se ejecuta y que ha resultado polémico al tratar el espacio público como una sucesión de pavimento pétreo, con total ausencia de superficie verde y arbolado, eliminando incluso las dos fuentes existentes y reubicando elementos simbólicos a los márgenes de la plaza, como es el caso de la estatua ecuestre de Carlos III.
Es evidente que el proyecto ejecutado busca la máxima diafanidad del espacio público, eliminando elementos que dificulten la percepción de su perspectiva urbana y el marco arquitectónico que la define.
Sin embargo, este planteamiento, en el contexto de las altas temperaturas que se alcanzan en Madrid en verano, cada vez más extremas a consecuencia del cambio climático, es harto cuestionable.
Evidentemente el suelo de la plaza está muy condicionado para realizar plantaciones de arbolado de porte que proporcione sombra, y también, no es de menor importancia, la normativa tendente a proteger la apreciación de los edificios singulares que configuran el espacio público de la misma.
HABÍA ALTERNATIVAS DE DISEÑO MÁS SOSTENIBLES EN TERMINOS BIOCLIMÁTICOS PARA FACILITAR EL TRÁNSITO Y LA ESTANCIA ATENUANDO LAS ALTAS TEMPERATURAS
No obstante, había la posibilidad de combinar pavimento pétreo con superficies verdes que retienen menos el calor de la radiación solar, así como incluir arbolado de mediano porte en el arco Norte de la plaza menos afectado por infraestructuras, y el más expuesto al Sol, que permita crear una ligera cubierta arbolada que proporcionará sombra a los viandantes en días de calor. Otra alternativa eran las pérgolas agrupando zonas de estancia dotadas con bancos y un sin fin de alternativas incluidas las de arquitectura textil para atenuar el rigor del Sol.
Pero lo que se ha hecho en Sol no es un caso singular, hay precedentes de que se opta por hacer de las plazas de Madrid espacios desagradables para la estancia, evitando se conviertan en focos para la mendicidad y la delincuencia. Y es que una plaza donde se pueden alcanzar los 50°C en verano y que al caer la tarde irradia calor su pétreo pavimento, es más fácil de controlar porque nadie se va parar allí a riesgo de padecer un golpe de calor.
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