Célebre cita de Frontino en relación al abastecimiento de agua de la ciudad de Roma.
El Real Sitio de San Fernando, no tuvo bien resuelto su abastecimiento de agua, ya que al principio se usaba directamente la del río Jarama, lo que inicialmente produjo no pocas enfermedades infecciosas que en la época llamaban "fiebres tercianas" producidas por los microorganismos que proliferaban en las aguas del río que se estancaban en verano.
Posteriormente el problema se resolvió con la traída de aguas de mejor calidad de manantiales circunvecinos ubicando tres fuentes: una en el patio de la Real Fábrica para servicio de la misma, y otras dos fuentes públicas para servicio de la población, primero en la actual plaza de España y luego en la plaza de Fernando VI a los pies de la estatua de Rey del mismo nombre colocada donde sigue en 1844 por orden de la Reina Isabel II en reconocimiento a su "tío bisabuelo".
Hasta bien entrado el siglo XX no tuvo San Fernando resuelto ni el abastecimiento de agua ni el saneamiento y tratamiento de sus aguas residuales (ahora tampoco del todo bien viendo el estado del río donde vierte la depuradora de Casaquemada).
Hoy la ciudad, se beneficia de las aguas del Lozoya traída a Madrid por el Canal de Isabel II a mediados del siglo XIX... y eso, ha posibilitado el desarrollo de la ciudad contemporánea con la profusión de zonas verdes de que disfruta.
El cambio climático hará de España cada vez más un país más árido (cosa que ha sido históricamente), y costará cada vez más captar y traer el agua necesaria para garantizar el bienestar ciudadano. Hacemos por ello hoy esta reflexión en el contexto de la SEQUÍA que vivimos, y la importancia que el agua tiene para el desarrollo de nuestras vidas, siendo de vital importancia lo que cuesta captarla, tratarla y traerla para nuestro consumo, al ser cada vez más un bien escaso y precioso que hay que utilizar con inteligencia procurando su ahorro, buen uso y reciclado.
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